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CORRUPCIÓN, ESE CÁNCER

Diversas investigaciones realizadas desde hace varios años en el ámbito internacional, han apuntado a Bolivia como uno de los países más corruptos de Latinoamérica y el mundo, una realidad que la sociedad civil la conoce, pero que la observa y vive a diario con impotencia.
El reciente y escandaloso caso del presunto sobre precio en la importación de mochilas chinas a cargo del municipio de Cercado, en Cochabamba, es otra muestra evidente de que la corrupción sigue siendo un cáncer que mantiene postrado a todo un país.
Haciendo mención a análisis e infinidad de estudios por todas partes, en busca de explicaciones sobre este crónico mal, se puede mencionar que Bolivia es uno de aquellos países que tienen instituciones débiles y por lo tanto corruptas, que genera una sociedad de igual manera.
Por ello, es necesario reflexionar que un problema grande en todo esto es la falta de coordinación entre las distintas instituciones del Estado, además de una aguda debilidad institucional.
El clientelismo ha fomentado el intercambio de favores. Una burocracia ineficiente que se mueve según los turnos políticos genera nichos de corrupción muy altos, porque no ha habido tampoco un orden administrativo.
Una consecuencia de la debilidad de las instituciones es que los gobiernos, nacionales o locales, pueden arrasar con ellas. Al reducir a su mínima expresión a los organismos de control, se vuelve muy difícil investigar y casi imposible evitar los hechos de corrupción.
Uno de los factores que más han contribuido al desarrollo de la corrupción es la impunidad, que se genera cuando no hay sanción. Ni de las autoridades que deben investigar, como son la policía, la fiscalía y la justicia, ni de las contralorías, que son muy ineficientes cuando no están directamente digitadas por el poder político.
La impunidad refuerza la corrupción porque los políticos deshonestos obtienen enormes ventajas frente a los que se someten a las reglas. A la larga, esa competencia desigual lleva a una naturalización de estas prácticas, que en algunos casos se vuelven casi inevitables para tener éxito político.
Este caso en particular, registrado en el municipio de Cercado, debe servir para que la sociedad civil esté cada días más atenta y exija de todas las formas posibles a las instituciones encargadas por ley a cumplir la obligación que tienen de cuidar el correcto uso de los recursos públicos que provienen de los impuestos de los ciudadanos.
Pero lo más lamentable de todo esto es que no sabemos qué es lo que estará pasando en otros niveles de la administración pública, desde el gobierno central hasta los gobiernos departamentales y municipales, desde las urbes más grandes y pobladas, hasta los municipios rurales más alejados.
Señala el dicho popular que la ocasión hace al ladrón, por tanto lo más probable es que allí donde hay dinero hay también esté presente el riesgo de que se comentan irregularidades en el uso de los recursos públicos.
Y en vista de que es poco probable que las instituciones llamadas a proteger los intereses de la población cumplan con su deber, es absolutamente urgente y necesario que los ciudadanos estemos todo el tiempo alertas y condenemos a los malos funcionarios que llegaron a la administración pública con el objetivo de llenarse los bolsillos con el dinero ajeno.

Este caso en particular, registrado en el municipio de Cercado, debe servir para que la sociedad civil esté cada días más atenta y exija de todas las formas posibles a las instituciones encargadas por ley a cumplir la obligación que tienen de cuidar el correcto uso de los recursos públicos que provienen de los impuestos de los ciudadanos.

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