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LA ECONOMÍA EN 2019

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) anuncia un crecimiento de 1,7% para la región latinoamericana, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que la economía boliviana crecerá más del 4%, después de haber cerrado la gestión 2018 con un Producto Interno Bruto (PIB) de $us 40.500 millones.

Lo evidente es que, después de haber logrado un crecimiento del PIB superior al 4,5% en la gestión pasada, dato que sin embargo es cuestionado y que no se reflejaría en la realidad cotidiana de la mayoría de los bolivianos que perciben un menor ritmo en la dinámica económica, Bolivia seguirá siendo este año uno de los primeros países de mayor crecimiento de Latinoamérica.

Más allá de la sombra de las pugnas políticas que continúan sin tregua y tienden a agudizarse este año con un nuevo período eleccionario, el panorama económico en 2019 no será tan distinto a la gestión pasada, puesto que, en primer lugar, Bolivia sigue dependiendo en gran medida de los ingresos de las exportaciones de recursos naturales: Gas natural y minerales.

Se conoce que en esta gestión, el precio del barril del petróleo en los mercados internacionales continuará en los niveles de los últimos dos años, muy lejos de aquel período que generó bonanza económica en Bolivia, cuando el valor del hidrocarburo, que sirve de referencia para fijar la cotización del gas boliviano de exportación, superó los 150 dólares.

Por tanto, sólo basados en ese dato, se puede señalar que este año 2019 el crecimiento económico también estará entre un 3,5 hasta un 4,5%, en parte también porque, en segundo lugar, se prevé que el Gobierno central impulse las inversiones públicas como factor dinamizador, en el afán de captar apoyo popular y lograr la cuestionada reelección del actual Primer Mandatario. 

Es necesario tomar en cuenta que la economía de Bolivia continúa teniendo su base principal en la extracción y en la exportación de sus recursos naturales, principalmente gasíferos y mineros (en menor medida también petroleros, manufactureros y alimenticios).

Sin embargo, en la actualidad el país se encuentra desarrollando un proyecto estatal para la generación y exportación de energía (electricidad), mediante un programa gubernamental de construcción de diferentes plantas hidroeléctricas, termoeléctricas, geotérmicas, fotovoltaicas y eólicas, lo que a mediano plazo podría representar una nueva fuente de recursos económicos. 

Hasta ahora, la boliviana es la décima cuarta economía de América Latina en términos de PIB nominal, y la décima tercera en cuanto al PIB a precios de paridad de poder adquisitivo (PPA), según el análisis de organismos internacionales. 

De acuerdo a datos del FMI, estaba previsto que a finales del año 2018 la economía total de Bolivia ascienda a los $us 41.833 millones (PIB). Dividiendo este PIB por la cantidad de población que tiene el país (más de 11 millones de habitantes) el PIB per cápita sería de $us 3.719 (en nominal) y un PIB per cápita de $us 7.943 (en PPA), según el Fondo.

Pero en todo este esquema, será fundamental el papel que desempeñe el empresariado privado nacional, además de que es imprescindible que el Gobierno y sus instituciones generen un ambiente propicio para las inversiones privadas locales y extranjeras, con miras a tener una economía más sólida y menos dependiente de las materias primas.

 

El panorama económico en 2019 no será tan distinto a la gestión pasada, puesto que, en primer lugar, Bolivia sigue dependiendo en gran medida de los ingresos de las exportaciones de recursos naturales: Gas natural y minerales.

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