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EMPRESARIAL

ZOZOBRA EMPRESARIAL

El anuncio de pago del doble aguinaldo ya tiene sus efectos sobre los productos de la canasta familiar, generación de empleos y déficit fiscal. Además, el ambiente político por el respeto al 21F y la repostulación del Presidente, genera incertidumbre en el sector privado.

Una vez más, la política (y sus intereses) vuelve a generar angustia entre el empresariado privado boliviano, que este año también está en la obligación de pagar un segundo aguinaldo, por determinación del Gobierno de Evo Morales, a pesar de que los diversos análisis y cifras de la mayoría de los sectores dan cuenta de una economía desacelerada.

Como estaba previsto, el Presidente del Estado, que busca su reelección contra viento y marea, confirmó en octubre pasado que este 2018 se pagará el doble aguinaldo a los trabajadores del sector público y privado, puesto que los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que el crecimiento económico a junio de esta gestión llegó al 4,61% respecto a los últimos 12 meses.

Según el Ministro de Economía, Mario Guillén, con estos datos Bolivia se ubica como la economía sudamericana de mayor crecimiento, superada en Latinoamérica por Panamá, algo que sin embargo es observado por los empresarios y algunos sectores.

Meses antes de conocerse este anuncio, cuando el Presidente Morales habría anticipado que lo más probable era que este año la economía crecería más del 4,5% y que, por tanto, se pagaría el segundo aguinaldo, la máxima entidad empresarial de Bolivia rechazó aquello y cuando la información fue confirmada, hace unas semanas, el gremio empresarial volvió a elevar su voz de protesta, aunque deberán cumplir con el pago porque es una obligación de que emana del Gobierno de turno.

El pago del doble aguinaldo retorna luego de dos años en que no se pudo cancelar, debido a que el crecimiento económico no llegó al 4,5%, un porcentaje que la administración estatal fijó como un parámetro para dar paso a este beneficio laboral, basado en la política gubernamental de redistribución de la riqueza en Bolivia.

 

Situación económica

La principal observación que realizan los representantes empresariales, así como algunos analistas económicos, además de los políticos de oposición, es que la situación económica de Bolivia en general no marcha bien desde los últimos cuatro años, siendo evidente que hay una desaceleración que pone en duda las cifras de crecimiento que señala el Gobierno.

Por ejemplo, entre algunos números, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) Bolivia sufrió un descenso de sus reservas internacionales netas (RIN) de $us 15 mil millones en 2014 a $us 9 mil millones en agosto de 2018.

“Esta baja se debe principalmente al saldo comercial deficitario que atraviesa Bolivia desde el 2015”, señala un informe  del IBCE, basado en datos del estatal INE.

Al mismo tiempo, el nivel de las RIN sobre el PIB (Producto Interno Bruto) se redujo del 45% en 2014 a un 27% en 2017, agrega el estudio de la institución privada.

“Hay menos circulante de dinero en el país. Estamos arrastrando tres años de déficit comercial y aunque éste se está equilibrando este año también tenemos cinco años de déficit fiscal. Ese es un problema que se está notando en este momento”, señala el asesor de la Gobernación de Santa Cruz, José Luis Parada,.

Incluso, el Fondo Monetario Internacional había estimado que la economía boliviana crecerá un 4% en 2018. Parada advirtió que este desequilibrio en las finanzas públicas, no va a poder ser solucionado de la noche a la mañana, ya que el déficit se está financiando con un endeudamiento muy elevado, tanto externo como interno.

Para el analista económico José Luis Evia, la mayor inversión pública que el Gobierno pretende generar para alcanzar el doble aguinaldo repercutirá en el crecimiento del déficit fiscal que, según el Presupuesto General del Estado (PGE) 2018, cerró 2017 con 7,8%.

 

Malestar empresarial

“Las estimaciones del Ministerio de Economía no sabemos en base a qué datos o a qué información las hace”, sostiene por su lado el analista económico José Gabriel Espinoza, al cuestionar la información que maneja el Instituto Nacional de Estadística.

Según las voces más críticas, el Gobierno recurre al pago del doble aguinaldo por aspiraciones políticas, mientras el efecto negativo no sólo lo sentirán las empresas, sino la población en general que no se beneficia en forma directa de ese dinero, ya que repercute en un alza de la canasta familiar.

El Consejo Directivo de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) rechazó el decreto 1802 que dispone el doble aguinaldo. El titular de la entidad matriz, Ronald Nostas, considera que la medida, “es una imposición injusta y política” que expone la estabilidad y sostenibilidad de una gran parte del sector privado boliviano. 

Para el ente matriz, la medida tiene efectos que distorsionan el empleo y la producción que se aplica en un ambiente de desaceleración económica, con elevados déficit fiscal y comercial, disminución de las reservas internacionales, escasa inversión extranjera; además de altos niveles de informalidad y contrabando.

“Pedimos al presidente Evo Morales y al vicepresidente García Linera que, como máximas autoridades del Estado, asuman la responsabilidad de hacer un análisis minucioso del mal que se está causando con esta medida y consideren su ajuste o incluso su anulación en atención a los graves riesgos que se está generando sobre la economía de las personas más vulnerables”, decía el pronunciamiento de la CEPB, pero que no fue escuchado por los aludidos.

 

Rechazo de las mypes

La micro y pequeña empresa también levantó la voz de protesta y rechazo, pidiendo al Gobierno que los deje exentos del pago del segundo aguinaldo, el cual no están en posibilidades de cancelar, además de exigir políticas públicas para incentivar al sector, ya que están muy golpeados por el contrabando y la competencia desleal por la importación de productos a menor costo.

El presidente de la Federación de la Micro y Pequeña Empresa (Fedemype), Juan Carlos Vargas, alerta que las unidades productivas están a punto de ir a la quiebra, y un segundo aguinaldo terminaría por ahogarlos. 

“No es que seamos irresponsables con nuestros trabajadores y no querramos pagarles el beneficio, la única forma de sostener la estabilidad del trabajador es generando seguridad laboral, y eso es lo que no entienden las autoridades, no estamos creciendo al 4,5% como indica la normativa”, observa Vargas.

A su turno, Germán Canaviri, presidente de la Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype), anunciaba en su momento que emplearían una estrategia de lucha para ser escuchados, iniciando con una marcha a nivel nacional, que al final quedó sólo en una amenaza.

“No tenemos garantía para el trabajo, el mercado está saturado con productos de importación, ahora con esta crisis argentina, nos afectará directamente a nosotros. El sector de la micro y pequeña empresa se sostienen sólo con un 20% del mercado nacional, y eso no es suficiente”, sostiene.

 

Malas señales

El gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, lamenta pese a que los empresarios privados han criticado y manifestaron en diferentes oportunidades su desacuerdo con la actual política económica, el Gobierno insista en esta medida.  

“Esto es preocupante, las micro, pequeñas y medianas empresas lo sentirán más, el doble aguinaldo va a ser un lastre que inducirá a la informalidad y a la racionalización de las planillas y a la precarización del empleo”, advierte Rodríguez.

Considera que estas medidas no son buenas señales para los inversionistas bolivianos y extranjeros.

Los analistas económicos sostienen que a corto plazo, el doble aguinaldo eleva el costo laboral de las empresas y puede incluso significar la quiebra o el cierre de algunas que no estén en condiciones de cumplir con una obligación inesperada y onerosa.

La medida tampoco beneficia a los trabajadores. Lo hace a quienes están en empresas formales, pero para quienes buscaban trabajo cuando el decreto fue publicado, las perspectivas se les dificultan porque muchas empresas se protegen congelando las contrataciones u ofreciendo salarios menores, además de quienes pierdan sus trabajos precisamente a causa de la medida.

Tales acciones generan señales de inseguridad jurídica que duran décadas, generan inflación que distorsiona los planes de inversión y reduce el poder adquisitivo de los trabajadores. Por supuesto, una menor inversión y una mayor inflación a la larga significan menos ofertas de trabajo para las personas, sostienen los analistas.

Aunque en corto plazo el doble aguinaldo beneficia a los asalariados que al momento del decreto tienen trabajo en el sector formal, en el largo plazo perjudica a los futuros asalariados porque reduce la seguridad jurídica, lo cual tiene como consecuencia menos inversión y menos puestos de trabajo, y por otro lado aumenta la inflación.

 

Panorama político

En criterio del expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB) Juan Antonio Morales, la percepción de crisis que tiene la gente responde a que los indicadores económicos no son malos, pero estos no se acercan a los de la época de la bonanza exportadora en 2012 ó 2013.

“No estamos en una situación dramática, pero hay indicadores que no son tan buenos como los de la época de la bonanza exportadora de 2012 y 2013. Para comenzar, hemos tenido una caída de las exportaciones que ha sido muy significativa, este año se han recuperado ligeramente, pero no a los niveles que se tenían en 2012 o el 2013, entonces eso puede influir en las apreciaciones que tiene el público”, explicó.

Para Morales, otro punto que afecta las expectativas de la población es el elevado déficit fiscal, el cual genera una postergación o retraso en los pagos de bienes y servicios contratados por el Estado al sector privado.

Respecto al contexto internacional, opina que la situación por la que pasan los países vecinos ha hecho que el tipo de cambio del país no sea tan competitivo, lo que también generaría la sensación de crisis.

Pero un factor que está agravando la sensación generalizada de desaceleración económica en Bolivia, a pesar de que el Gobierno argumenta que la economía está creciendo más del 4,5%, es la incertidumbre por lo que vaya a ocurrir en las próximas semanas, cuando se debe determinar si el Presidente Morales y el Vicepresidente García Linera irán o no a la reelección, hecho que podría convulsionar nuevamente al país, frenando y ahuyentando a las inversiones privadas nacionales y extranjeras.

 

Las consecuencias

En el mediano plazo, a medida que las empresas internalizan el pago del segundo aguinaldo dentro de sus estructuras de costos, ya sea bajando los salarios nominales o subiendo el precio de sus productos, tanto el costo para las empresas como el beneficio para los trabajadores se va diluyendo paulatinamente.

En el largo plazo, cuando las empresas internalizan totalmente el shock, el beneficio del segundo aguinaldo desaparece. De hecho, el doble aguinaldo en el largo plazo se transforma en un perjuicio, ya que obliga a las empresas a pagar parte del trabajo realizado por un empleado a fin de año, en vez de recibirlo mensualmente. 

En el largo plazo, la decisión de contratar o no contratar a alguien y cuánto pagarle está dictada por la capacidad productiva del trabajador y las condiciones de mercado. Pero aunque tanto el shock negativo para las empresas como el shock positivo para los empleados desaparecen en el largo plazo, eso no significa que esta u otras medidas similares tengan efectos neutros. 

Edwin Miranda V. / La Paz

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