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Sin gas, vuelve la sombra de la pobreza en el Estado

Otro problema estructural que está en horizonte tiene que ver con las reservas de gas. Sin nuevos yacimientos descubiertos, los reservorios actuales comenzaron a declinar y como, efecto inmediato, la extrema pobreza -que logró reducir el gobierno en los últimos doce años- vuelve a revivir debido a que comenzaron a disminuir los ingresos fiscales por la baja cotización del gas natural en el mercado internacional, refiere un estudio realizado por la Fundación Jubileo y respaldado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).
Como si fuera poco, la nacionalización de los hidrocarburos, una medida política que logró sustentar al Gobierno, comenzó a mostrar resultados negativos para la industria extractiva de petróleo y gas, pues relajó la obligatoriedad de las operadoras privadas de hacer inversiones para explorar nuevos reservorios, lo que se ha traducido, ahora, en una reducción sustancial de las reservas que poseen los pozos en explotación actual en el Estado, indican los informes especializados a los que tuvo acceso LIBRE EMPRESA.
¿Pero qué puso en riesgo la falta de gas e inversión en nuevos reservorios en el país? Dos cosas centrales.
Primero. Los ingresos que recibe el Estado por la exportación de gas natural equivalentes al 66% de las divisas que llegaron en la gestión 2016, algo más de $us 2.864 millones, fondos que tuvieron como origen las exportaciones de gas; ello muestra el “tamaño” e “importancia” del gas en la economía boliviana (con datos de Banco Central período 2015-2016).
Segundo. La reducción de los precios internacionales, a partir del año 2014, provocó un declive importante del IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos); el año 2015, la baja fue de 29%, para 2016 se calculó en 33%; y para 2017, de 23%; esto demuestra que mientras el tiempo transcurre, el periodo del auge económico por la extracción de recursos de hidrocarburos se acabó, precisa Jubileo.

Recursos millonarios
La industria extractiva del petróleo entregó a las arcas fiscales $us 15.000 millones por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos, entre 2005 y 2017, representando más de 20% de los ingresos tributarios.
Del total de los recursos IDH administrado por todos los beneficiarios, 66% del IDH ha sido asignado a gastos corrientes y otros, y sólo 34% a inversión, señala la institución.
Los principales beneficiarios fueron: municipios con 33%, Renta Dignidad 22%, Tesoro General de la Nación (Nivel Central) 20%, gobernaciones 13% y universidades 7%.
Aún las circunstancias son aceptables, todavía se cuenta con recursos de estas fuentes y es momento de evaluar si es posible concertar e implementar cambios para un futuro mejor o, de lo contrario, se repetirán los errores del pasado, dejando que transcurra un ciclo económico favorable para quedar nuevamente en la pobreza, observa Jubileo.
Los ingresos por la exportación del gas natural en el Estado crecieron significativamente hasta el año 2014 y, como efecto, el IDH registró un importante incremento, de 184%, si se compara entre los años 2006 y 2014.
El periodo de superávit fiscal duró hasta el año 2013, posteriormente se registraron niveles deficitarios. Los déficits como porcentaje del PIB fueron de 3,4% en 2014, 6,9% en 2015, 6,7% en 2016, y sería de 7,8% de acuerdo a previsiones del presupuesto 2017.
Los mayores y grandes recursos adicionales que se recibieron desde la gestión 2005 –por concepto del IDH– no fueron utilizados de manera estratégica en sentido de apuntar hacia un proyecto de desarrollo para el país o el logro de cambios estructurales, como ser una economía productiva, sostenible y que genere ingresos y empleo.

Destino de los recursos
Estos recursos han sido utilizados para cubrir diferentes necesidades y demandas de gastos corrientes e inversiones en los diferentes niveles de gobierno, beneficiarios del impuesto, y en cierta medida, están siendo dispersados en gastos condicionados e inversión atomizada, en pequeños proyectos y obras.
Del total de los recursos IDH administrado por todos los beneficiarios, la mayor parte está siendo consumido en gastos corrientes y no así en inversiones (66% a gastos corrientes y otros, y 34% a inversión, para el periodo 2011- 2017), lo que genera riesgo de insostenibilidad e implica una pérdida de patrimonio.
Ante la situación de caída de ingresos, algunas obligaciones comprometidas con el IDH podrían presentar problemas para su financiamiento a futuro, como es el caso de la Renta Dignidad que es un sueldo subvencionado por el Gobierno que reciben, mensualmente, cerca a 100 mil adultos mayores en el Estado que no poseen un seguro de vejez.
Con relación al destino de estos recursos por sectores, se tiene que los montos que se asignan a sectores productivos y que generan empleo son mínimos.
La mayor parte del IDH es asignada a la Renta Dignidad; Gastos corrientes y otros del Nivel Central; Educación y Transporte.
Mientras que los recursos asignados hacia sectores como el Agropecuario, Desarrollo Económico/productivo y Turismo, son mínimos, aproximadamente el 3% sobre el total, en promedio, precisa el informe de Jubileo.

 

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