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Revolución académica

La universidad necesita practicar cambios estructurales

Plantean democratizar el acceso a las TICs, aplicar procesos selectivos exigentes y apostar a la Universidad On Line

Democratizar el acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), aplicar procesos selectivos exigentes y apostar a la Universidad On Line, son algunas de las propuestas como paso estratégico para diseñar políticas gubernamentales destinadas a aplicar reformas y cambios estructurales a los claustros académicos.
Jhonny Campos Lora, doctor en Comunicación Social y actualmente docente en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA); y el ingeniero petrolero Juan Tadeo Guarní, docente en mérito en varias universidades privadas de La Paz, plantean iniciativas que a juicio de ambos profesionales, “es lo mejor que podría suceder en el país”.
El problema de la educación superior en Bolivia es multifactorial, por eso el mejoramiento de la calidad también debe enfocarse en términos multifactoriales, señala Campos.
En criterio del académico -que es Magister Scientiarum en Educación Superior (en Cuba), además de Magister en Comunicación Estratégica y Candidato a Doctor PH en Ciencia y Tecnología-, desde la perspectiva sistémica o de totalidad, los factores que deben ser mejorados en las universidades son los que, Ishikawa tomaba en cuenta para cualquier mejoramiento, en términos de calidad, recursos materiales y el acceso a las TICs.
La transformación debería también alcanzar a la formación docente, a través de procesos de capacitación, mejoramiento en metodología; en recursos económicos: mayor inversión en talleres, laboratorios y equipos.
La calidad en la educación superior, también pasa por tener políticas de estado que deben adoptar las universidades del sistema, como ser: de planificación y organización, más eficientes; políticas de ingreso más exigentes, así como el mejoramiento de sus políticas de egreso.
“Por ahora, y esa es la realidad, la mayoría de las universidades están sacando productos incompletos, muchos egresados y poquísimos titulados”, reflexiona el académico.
Guaraní, que también ostenta un posgrado en Educación Superior de la UMSA y viene colaborando, desde siempre, en metodologías de formación docente por competencias, señala que “se debe mejorar el estándar de la educación desde la formación inicial, diferenciando aptitudes y habilidades de los futuros profesionales”.


Oferta académica
En lo que respecta a la oferta académica, Campos sostiene que como es lógico, las carreras y la creación de carreras, no obedece a la moda o a la inspiración del interés particular de un individuo o de un grupo hegemónico en el poder. Teóricamente deberían estar en función de las necesidades que tiene la sociedad, que se las conoce o detecta con un  diagnóstico serio y sistemático, sin improvisaciones de última hora.
Sin embargo, otra es la realidad. Varias carreras del sistema se crearon sin un diagnóstico claro. Por ejemplo, en el caso de la carrera de derecho en varias universidades existe una exagerada cantidad de estudiantes que quieren ser “doctores”.
Es urgente mirar con seriedad que la oferta académica debe estar condicionada o relacionada en parte, por ejemplo, a la demanda que tiene el sector empresarial, que en el caso boliviano muchas veces se la ignora, indica Campos.
Hace notar que la preferencia de los estudiantes es ser licenciados o doctores, sin tomar en cuenta que en el mercado laboral, también hay una demanda importante de técnicos medios y superiores.
Coincidente con lo que piensa Campos, el ingeniero Guarní indica que la oferta académica existente es amplia en la actualidad, sin embargo, hay una excesiva oferta de carreras en licenciatura que no siempre responde a las necesidades que tiene el mercado nacional.
Subraya que el país requiere profesionales de alto nivel en carreras técnicas, mucho más cuando el desarrollo de las tecnologías viene evolucionando, vertiginosamente, cada día.
“Necesitamos conocimientos cada vez más complejos para transformar la realidad y esto debe estar secundado por profesionales con un alto grado de formación técnica”, apunta Guarní.

Desafíos para este siglo
El nuevo siglo impone condiciones también al conocimiento y, por lo tanto, la urgencia de enfrentar nuevos desafíos. Las universidades, tanto públicas como privadas, están obligadas a asumir la formación profesional mirando un mundo cada vez más cambiante. “Hay desafíos que se deben encarar”, señala Guarní.
Para Campos, en primer lugar “nuestras universidades deben aterrizar en el siglo XXI, debido a que muchas de ellas aún funcionan con modelos educativos de la era victoriana o de la modernidad”.
En este sentido, hay docentes que siguen dictando sus clases como en la época medioeval; o impulsando a la insana competencia de promedios, observa.
También muchas universidades tienen un modelo de administración centralizada y pesada. Es decir, no están preparadas para la época posmoderna, enfatiza el académico.
En segundo lugar, existe la necesidad de resolver el problema del presupuesto, incluyendo el gasto y distribución más eficiente de sus recursos. También urge disminuir el alto grado de deserción estudiantil, que tiene su principal causa en los aspectos socio-económicos y académicos.
Un hecho por demás innovador sería también vincular a las universidades con las empresas. “De hacerse realidad este anhelo, permitiría mejorar en innovación, competitividad, investigación, formación de recursos humanos, prestación de servicios, realización de investigación contratada y el licenciamiento”, expone Campos.

Revolución académica
Debido a la exigencia académica que caracteriza a las universidades, el profesional docente debe contar, necesariamente, con estudios de posgrado, por ejemplo, diplomado en educación superior.
En ese sentido, casi todas las universidades ofertan diplomados, especialidad, maestría y doctorado en educación superior, produciendo una sobreoferta en el área y muchas veces disminuyendo su calidad, reflexiona Campos.
Sin embargo, no hay muchas ofertas de posgrados en otras áreas. Salvo honrosas excepciones, los llamados institutos de investigación y posgrado, sólo se ocupan de trámites administrativos de modalidades de graduación y de algunos cursos y talleres menores, sin impulsar cursos de posgrado medianos y de largo alcance.
Las ofertas de posgrado deberán tener en cuenta la calidad tanto de contenidos así como la competitividad de los recursos humanos que la imparten. Hay algunos casos extremos donde un biólogo da clases de investigación en historia, indica el magister en educación superior.

Plantean fomentar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), además de la educación online, porque ambos tienen incidencia en la reducción de costos de materiales, libros y de transporte.

Edwin Miranda Vizcarra/ La Paz

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