Patrimonio oculto del LAB
Los actuales accionistas de la empresa, que dejó de operar hace años por problemas financieros, pretenden transferir a título gratuito todos los aeropuertos al Estado boliviano, a cambio de que se subroguen los pasivos, que no superarían los $us 200 millones.
Haber “surcado” por más de 80 años el espacio aéreo nacional y conquistado los cielos del mundo como “línea bandera nacional”, forma parte de las grandes conquistas del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), una compañía “nacida para volar”.
Haber participado en la Guerra del Chaco apoyando en jornadas aciagas al país; ser la primera aeronave en aterrizar en Salta (Argentina) y conmocionar con su presencia a toda esa ciudad hace algunas décadas; ser la escuela de los mejores pilotos de la región y haber traído a Bolivia al Papa Juan Pablo II y acompañado a Su Santidad en su recorrido por toda América, son algunas razones –de tantas otras- que inspiran a sus actuales ejecutivos a “calentar motores” para volver a volar, aunque el primer despegue, después de varios años de estar en tierra golpeada por insalvables problemas financieros, será muy complejo.
Patrimonio oculto
¿Volver a los cielos será posible para la otrora línea bandera nacional? El hallazgo de documentos que avalan a la empresa como propietaria de los principales aeropuertos de Bolivia (Trompillo, El Alto y Oruro, entre otros) y la figura aún desconocida de un empresario paceño que dará la cara por la compañía en pocos días, hace presumir un futuro promisorio para la línea bandera y una nueva etapa en su historia.
Pero las aspiraciones del LAB de traspasar el firmamento están truncadas por ahora, porque el Servicio de Aeronáutica Civil no le devuelve su Certificado de Operación Aérea (COE), un documento vital para reactivar sus labores en el transporte aéreo, según lo confirma el gerente de la compañía aérea, Orlando Nogales Nogales, en un encuentro con LIBRE EMPRESA.
“Este año despega el LAB, con toda seguridad y lo firmo blanco. Son cinco años que nos tienen amarrados, precisamente, por falta de documentación que nos ayude a respaldar el patrimonio del LAB, pero ahora que contamos con ello y el respaldo financiero de un socio mayoritario, no hay quién pare al LAB. Por derecho, el LAB va a volver a operar”, asegura.
La aparición del principal accionista de la línea confirmará las certezas que se siembran en la compañía que –momentáneamente- no puede salir de sus hangares, pero de ello abundará el empresario y lo hará con documentos en la mano sobre el destino que depara a la compañía.
El hallazgo
Urdiendo y buscando en las oficinas abandonadas de la empresa aérea, el actual gerente de la compañía encontró en un papel votado, viejo y arrugado, el que podría el hallazgo más importante para el LAB que, de haberse descubierto mucho antes, hubiera cambiado su destino.
Se trataba de una minuta de transferencia suscrita en 1951 que había suscrito el gobierno boliviano con el LAB a favor de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aerea (Aasana), mediante el cual se acuerda la transferencia de todos los aeropuertos del LAB a Aasana, estipulándose el pago de los 27 aeropuertos. Pero lo medular del documento es que el gobierno reconoce que el LAB es la propietaria de todos los aeropuertos bolivianos.
“ (…) se servirá insertar una de compra venta y transferencia de bienes inmuebles y muebles, equipos técnicos, instalaciones y maquinaria que acuerdan y suscriben el supremo gobierno y la compañía aérea del Lloyd Aéreo Boliviano”, dice el documento.
Más adelante señala: “El Lloyd Aéreo Boliviano, que en adelante se denominará LAB, representado por sus personeros, es propietario de los edificios, terminales y edificaciones anexas que mandó a construir, tanto en terrenos de su propiedad, como en los aeródromos del servicio público boliviano”.
La minuta de transferencia en sí, permitió a Nogales profundizar en la investigación y descubrió que Aasana nunca le pagó al LAB por esa transferencia. Por otro lado, el documento habla de la indemnización al Lloyd de toda la infraestructura, pero en ninguna parte hace mención a la transferencia de los terrenos aeroportuarios.
Sin embargo, y si Aasana pagaba por la transferencia de todos los aeropuertos al LAB, convertía el documento referido en testimonio y lo registraba en Derechos Reales, hubiera sido la propietaria absoluta de esos predios, pero nunca consumó esa transferencia.
Este entuerto está además reconocido por Aasana en un documento en el cual señala: “En el trámite dispuesto por el artículo 5 del decreto de creación de Aasana, donde dicen que son dueños, la trasferencia de bienes muebles inmuebles LAB no se ha dado a favor de la institución”.
Posteriormente, Nogales encontró los folios reales donde se comprueba que el LAB es la propietaria de los principales aeropuertos del eje central, excepto Viru Viru, vale decir El Trompillo, Jorge Willsterman, El Alto y Oruro, entre los principales.
“¿Se imagina usted si los brasileños se enteraban de que el LAB tenía semejante patrimonio? Olvídese, no se iban nunca de Bolivia”, comenta Nogales al asegurar que el proceso más bullado de enajenación de las empresas públicas, la capitalización, fue mal hecha porque sólo se capitalizó lo que estaba en los balances del LAB y –curiosamente- la propiedad de los aeropuertos no figuraba en esos documentos.
Todo esto lleva a la siguiente conclusión: que el LAB nunca debió estar en quiebra y menos debió mendigar en muchas oportunidades, para que el Estado boliviano le garantice para realizar algunas inversiones.
Las deudas
Lo cierto, por ahora, es que el LAB tiene millonarias deudas; los ejecutivos y sus principales acreedores, los extrabajadores de la línea bandera, coinciden en ello, pero no se ponen de acuerdo en los montos.
Según el gerente de la empresa, las deudas abultadas de la compañía -exagerando- podrían alcanzar a un total de $us 100 millones; sin embargo, uno de los representantes de los extrabajadores difiere y asegura que ese pasivo supera los $us 300 millones.
“Nosotros calculamos, por certificaciones que teníamos emitidas por el juzgado del anterior año, una deuda de 252 millones de dólares. Ahora, con recargos de Impuestos Internos, las AFP’s e indexaciones de los procesos laborales, con seguridad está por los $us 300 millones”, asevera el representante de los extrabajadores de la línea bandera, Mauricio Fuentelzas. Pero a juicio del gerente del LAB, los montos pretendidos son “desproporcionados”.
“Hubo una etapa en la administración del LAB, en momentos de su crisis, en el cual se produjeron muchas irregularidades. Algunos aprovecharon para incrementarse sueldos; otros que cobraron quinquenios pretenden, con los juicios, concretar un segundo pago, pero eso no será posible. Es mucho dinero pretendido, ni que hubieran trabajado en la Nasa”, sentencia Nogales.
Patrimonio
La aparición del patrimonio oculto del LAB, vale decir, los títulos de propiedad de los aeropuertos del eje central de Bolivia a su nombre, son una gran esperanza que pretenden utilizar para saldar todas las deudas y reanudar sus servicios.
“Si debemos $us 100 millones, los terrenos que tenemos como propietarios de los aeropuertos pueden cubrir de sobremanera, pues nuestro patrimonio está por encima de los $us 600 millones”, sostiene Nogales, a quien le extraña que esta noticia no entusiasme a los extrabajadores, ya que en caso de venta o remate, los favorecería en primera línea.
Según Fuentelzas, si bien el LAB posee los títulos de propiedad de varios aeropuertos del país, la compañía no tiene la posesión, situación que soslaya la validez de su derecho propietario, pero olvida que la misma está en manos del Estado boliviano (Asaana) y como tal no puede cometer estelionato, sino indemnizar y pagar su justo precio.
Nogales reconoce lo afirmado por el representante de los extrabajadores, pero aclara que ese aspecto será resuelto mediante un proceso de interdicto que se hace de mejor derecho.
Por otro lado, el abogado de los extrabajadores del LAB agrega que a $us 100 millones asciende las deuda de la empresa con el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN). Pero, con papeles en mano, Nogales demostró que esa deuda se encuentra actualmente en “fojas cero”, en razón de haber ganado un juicio contencioso en Sucre, con lo cual el SIN se encuentra “atado de manos” para ejecutar esa deuda.
La solución
Por otro lado, Nogales asegura que es tiempo de resolver y sanear la situación jurídica de los terrenos del LAB en los aeropuertos y que estos sean transferidos a título gratuito al Estado boliviano a cambio de que se haga cargo y se subrogue de todos los pasivos que tiene la línea bandera.
“Queremos que el gobierno -por primera vez- tenga todos los documentos de los aeropuertos. El LAB le va a transferir, perderá mucho dinero, pero lo que quiere es volver a volar y comenzar de cero”, señala.
Según Nogales, el patrimonio del LAB en los 27 aeropuertos es ampliamente superior a la deuda de la empresa y lo ofrece al Estado boliviano para transferir a título gratuito.
Las 21,2 hectáreas en el aeropuerto Jorge Willsterman estarían valorizadas en $us 100 millones; las 247 hectáreas en Oruro en $us 247 millones y las 28 hectáreas del aeropuerto de El Trompillo, en $us 280 millones, lo que significa, sólo con estos tres aeropuertos, un respaldo superior a los $us 600 millones, que pueden cubrir los pasivos mencionados, sostiene Nogales.
Según cálculos preliminares, se estima que las 246 hectáreas de terrenos del aeropuerto de El Alto están valuados en más de $us 2.000 millones.
Opina un experto
No existiría la menor duda de que la mayor parte de los aeropuertos del país pertenecen al LAB, según afirma Constantino Klaric, entendido en aeronavegación y ligado a la compañía aérea a lo largo de unos 40 años.
“El LAB es dueño de los aeropuertos, entre ellos, Oruro, El Trompillo, La Paz y Cochabamba y creo que Sucre y algunos más chiquitos. No nos olvidemos que el LAB, en los más de 80 años, en sus inicios, ha ido al oriente boliviano y construido los aeropuertos y, para entonces, de aviación se sabía poco o nada”, declara el especialista.
Para Klaric es incomprensible que Aeronáutica Civil le niegue el COA al Lloyd, ya que tiene todos los derechos para operar y los títulos de propiedad de los aeropuertos bolivianos e hizo notar que existen más de una docena de aerolíneas que operan y llegan a Bolivia y que no es justo negar ese derecho a la línea bandera.
Aeronaves para volar
Pero para volver a operar, la compañía requiere de aeronaves, situación que será resuelta una vez que le devuelvan su permiso de operación.
“Con el patrimonio que tenemos y el respaldo de nuestro propio nombre, podemos tener las aeronaves de última generación necesarias para comenzar a operar. Tenemos ofertas de todo tipo y lo que nos falta es la autorización de defensa civil a quien hemos enviado una carta donde le decimos que somos los dueños de los aeropuertos”, sostiene Nogales.
Optimista, el empresario ya contempla en el horizonte el vuelo de la línea bandera y tiene toda la certeza de que a pesar de haber sido una empresa mal administrada por el Estado, maldecida con la capitalización y castigada injustamente para no surcar los cielos, hoy tiene la nueva oportunidad de levantar vuelo.
Nacido para volar
Sin cruzarse de brazos, en los hangares del LAB, los técnicos de la aerolínea trabajaban arduamente para poner a punto un avión. Se trata de un Boing 727 que fue sometido a mantenimiento técnico para su respectiva certificación a objeto de que esté listo para despegar cuando le devuelvan su permiso.
Sin embargo, dos aeronaves más de la compañía correrán similar suerte, entre ellas, la que trajo al papa a mediados del año 1988, el inolvidable polaco Karol Vojtila.