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LA BALANZA COMERCIAL

La balanza comercial transita hacia el quinto año con déficit

Durante los últimos cuatro años, Bolivia sólo conoce de saldos comerciales negativos. De 2009 a 2015, los volúmenes de exportación fueron en ascenso, pero de 2016 a la fecha se redujeron

La balanza comercial de Bolivia transita hacia el quinto año por el sendero fangoso del déficit, manteniendo la dependencia en las materias primas, según se puede observar en las cifras rojas que muestra el saldo comercial con el mundo. 

Las cifras a los que tuvo acceso Libre Empresa provienen del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en base a los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Durante los últimos cuatro años (de 2015 a 2018), Bolivia sólo registra saldos comerciales negativos, conforme a datos estadísticos preliminares elaborados por el IBCE obtenidos al 24 de julio de la actual gestión. En ellos se puede confirmar que las exportaciones nacionales no levantan cabeza y es previsible que el déficit se consolide hasta fin de la gestión.

Asimismo, se observa la aún crónica dependencia de Bolivia en los llamados commodities, en especial el gas natural exportado a Brasil y Argentina, además de los minerales, que encabezan las listas de los productos que salen del país rumbo a los mercados internacionales. 

 

Un antes y un después

De la revisión de los datos de la balanza comercial y tomando como período de análisis el año 2009 al 24 de julio de la actual gestión, se puede establecer un antes y un después a partir de 2015 en el comportamiento de las importaciones y exportaciones nacionales. 

En ese contexto, de 2009 al 2014 Bolivia ostentó cifras históricas con montos inéditos que fueron “in crecento” desde el año 2009, siendo 2012 el año con el pico más alto con un saldo favorable en la balanza comercial por valor de $us 3.401 millones. En 2013, la cifra bajó a $us 2.673 millones y despediríamos la gestión 2014 con $us 2.360 millones.

Desde 2006 hasta la gestión 2014, la economía boliviana experimentó un período de bonanza, gracias a los altos precios de las materias primas en los mercados internacionales, a consecuencia del crecimiento de gigantes economías como China e India, además de los países emergentes.

 

Período de vacas flacas

De 2015 para adelante se advierte la época de “vacas flacas”, por así decirlo. La balanza comercial de ese año comenzó con un estrepitoso saldo negativo de $us 920 millones, pero esa vara invertida fue superada el 2016 con -$us 1.305 millones y a julio del presente año ese déficit ha disminuido a -$us 704 millones, dando signos de una leve recuperación. 

Producto de esta situación, se registró una baja de las reservas internacionales netas (RIN) del Banco Central de Bolivia por más de $us 3.000 millones en el último trienio.

Los históricos saldos favorables de las exportaciones se explican en gran medida, por la cotización favorable de los precios internacionales de los minerales e hidrocarburos, en tanto que el déficit redunda en la caída de los precios de esos productos; en otras palabras, las exportaciones nacionales son altamente vulnerables a las cotizaciones internacionales y su impacto se ve mínimamente reducido por las Exportaciones No Tradicionales, cuyo aporte en valor no alcanza al 20% del total exportado.

 

Volúmenes exportados

Sin embargo de lo anotado, es pertinente dar una mirada a los volúmenes de exportación. En este acápite también se puede observar un antes y un después a partir del año 2016.

Desde 2009 hasta el 2015, los volúmenes de los productos exportados fueron en ascenso: 17.108.604.618 de kilos en 2009 hasta 28.044.994.244 kilos registrados en 2015. Sin embargo, fue 2014 el año que mayor volumen de productos nacionales se llevaron al mundo, con un total de 28.742.412.753 kilos.

Del año 2016 para adelante, los volúmenes exportados fueron en descenso: 26.344.549.128 kilos en 2016, de los cuales 23.264.181.178 kilos (88,2%) corresponden a las Exportaciones Tradicionales y 3.080.367.950 kilos (11,8%) a los No Tradicionales. 

Asimismo, en 2017 los volúmenes fueron aún menores, registrando un total de 25.163.851.026 kilos, de los cuales 22.396.817.262(88,8%) fue el aporte de las Exportaciones Tradicionales y 2.767.033.764 kilogramos (11,2%) a las No Tradicionales.

En 2018, los volúmenes fueron más livianos, registrando un total de 23.754.824.388, kilos de los cuales 20.562.285.960 kilos (86%) fue el aporte a las Exportaciones Tradicionales y 3.192.538.428 kilos (14%) la contraparte de las Exportaciones No Tradicionales. 

Como se puede advertir, en todos los casos, el aporte de las Exportaciones No Tradicionales ni siquiera se asoman al 20% en materia de volúmenes.

Los productos que mayor preponderancia tienen en las Exportaciones No Tradicionales son la soya, el azúcar, castaña, las maderas y bebidas. En cambio, en las Exportaciones Tradicionales, los hidrocarburos y los minerales son los pesos pesados del potencial productivo nacional.

 

Nuevos horizontes

El año pasado, el Gobierno firmó memorándums para la exportación de carne y quinua a China, a su vez impulsó acuerdos bilaterales para que el proyecto del tren bioceánico pase por Bolivia y beneficie al sector exportador. Estos nuevos escenarios ameritarán importantes inversiones por parte del sector privado, según sostiene el expresidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Wilfredo Rojo.

En este contexto, expertos y representantes del sector empresarial proponen alternativas como la libre venta de excedentes, incrementar la producción de alimentos no tradicionales, la promoción selectiva de importaciones y exportaciones, evaluar el tipo de cambio de la moneda e impulsar la industrialización.

La apertura del mercado chino para la exportación de productos bolivianos como la quinua, café y carne vacuna gestionado por el gobierno central, plantea un horizonte prometedor y un enorme derrotero para el sector privado nacional de cara a insuflar el aporte de las Exportaciones No Tradicionales. 

Asimismo, establecer nuevas rutas alternativas para las exportaciones al Pacífico por Perú, por Ilo, y otras hacia el Atlántico, también marcan la agenda de la inversión pública que apunta a fomentar y apoyar al sector productivo nacional.

 

Balanza comercial con EEUU 

Según el boletín informativo del IBCE, las exportaciones de Bolivia a Estados Unidos de Norteamérica durante el periodo 2009 al 2018, alcanzaron su nivel más alto durante la gestión 2014 al superar los $us 2.000 Millones; sin embargo la misma sufrió una vertiginosa caída en 2018 al llegar a los $us. 504 millones.

Por otra parte, las importaciones del país del norte oscilaron entre $us 600 a 1.200 millones; sin embargo, el déficit comercial se hizo nuevamente evidente a partir de 2017, luego de cinco años (2012-2016) consecutivos de superávit comercial. 

El IBCE hace notar que en 2018, Estados Unidos de Norteamérica se constituyó en el sexto destino de las exportaciones bolivianas y el quinto abastecedor. Los principales productos exportados fueron: Estaño sin alear, Plata aleada en bruto y Aceites crudos de petróleo; en cambio, las importaciones principales de ese país fueron: Gasolinas para vehículos, aceites lubricantes y turbinas de gas.

 

Hacia la Unión Europea

Las exportaciones bolivianas con destino a la Unión Europea (UE) bordearon los $us 8.000 millones, mientras que las importaciones europeas superaron los $us 10.000 millones desde 2008 a 2018. 

Por otro lado, es evidente una balanza comercial deficitaria registrada durante los últimos siete años, a partir de 2012, por un valor mayor a los $us 2.200 millones.

Al mes de abril del presente año, Bolivia exportó a la UE $us 226 millones, 20% menos respecto que los registrado durante el mismo periodo en 2018. 

El Zinc, la castaña, el Estaño sin alear y minerales como la Plata y el Plomo, además de la quinua, destacan en la estantería de las exportaciones bolivianas hacia el viejo continente.  

En contraparte, la importación de turbinas a vapor y a gas, además de turborreactores, maquinaria pesada y vehículos figuran entre las “top ten” de las importaciones realizadas durante la gestión 2018. 

Estas importaciones reflejan de alguna manera las grandes inversiones que el Estado realiza en el sector energético y otros del sector industrial.

Edwin Carpio San Miguel

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