Cochabamba, el mayor productor energético de Bolivia
La “Llajta” se presenta en su aniversario, este 14 de septiembre, con una nueva vocación. Cuenta con una capacidad instalada de generación de 920,27 MW, que se incrementará a 1.737,15 MW hasta el año 2021.
Cuando en la década de los años 60 del siglo pasado, Bolivia comenzó a pensar seriamente en construir e instalar su infraestructura energética, lo hizo al calor, vigor y la demanda que exigía -por entonces- la pujante minería. Sin embargo, la respuesta a esa necesidad no estaba precisamente en el occidente del país, sino en el corazón de Bolivia, Cochabamba.
La piedra fundamental del sector eléctrico nacional sería puesta en la cresta alta de la Provincia Chapare del departamento cochabambino, lugar donde se construyó la represa Corani, fuente de generación hidroeléctrica que comenzó a operar el año 1966, siendo el principal parque generador que movió los motores del país en su conjunto.
Ya desde hace más de 50 años, Cochabamba viene dándole al país la energía eléctrica que necesitaba para el crecimiento paulatino de sus centros productivos y urbanos; hoy, esa historia no ha cambiado mucho.
No sólo por su ubicación geográfica, sino también por sus fuentes actuales de generación, proyectos concretados y otros en plena construcción, Cochabamba se consolida como corazón energético privilegiado de Bolivia.
Esta región enclavada en el centro del país tiene actualmente cerca de una decena de parques generadores que brindan seguridad energética a todo el territorio nacional, gracias a sus plantas termoeléctricas, hidroeléctricas y una eólica.
Parque generador
El departamento, entre valles, trópico y alturas cuenta al presente con una capacidad instalada de generación que asciende a los 920,27 MW, de los cuales el 52% corresponde a las plantas termoeléctricas y el resto a varias plantas hidroeléctricas y una de generación limpia, la Planta Eólica de Qollpana.
En contraste, y según los datos recabados de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), del Ministerio de Energía y del Comité Nacional de Despacho de Carga (CNDC), Cochabamba sólo consume poco más de 250 MW diarios (demanda), tres veces menor a su capacidad de generación.
Sin embargo, cabe precisar que no toda la capacidad instalada cochabambina se pone en operación de manera diaria y simultánea para inyectar energía eléctrica al Sistema Interconectado Nacional (SIN), sino que éstas entran en operación de manera alterna y paulatina conforme una planificación, administración técnica y económica que define el CNDC.
Generadores, oferta y demanda
Analizando en detalle el potencial generador de Cochabamba, se tiene a Bulo Bulo, Carrasco, Valle Hermoso y Entre Ríos como las plantas termoeléctricas que juntas alcanzan un potencial que asciende a los 484,67 megavatios (MW).
Por otro lado, Corani, Santa Isabel, Kanata, Misicuni, Corani Fase V y San José I y II constituyen el parque generador hidroeléctrico más importante del país, con una capacidad instalada de 411,6 MW de potencia efectiva y junto al eólico de Qollpana (24 MW) representan el 48% de la energía total que posee la Llajta.
Asimismo, la demanda diaria de energía eléctrica nacional (consumo) alcanzaba los 1.511 MW de potencia en 2018, según el informe anual de esa gestión brindado a principios de año por ENDE. Sin embargo, el consumo diario es variable y suele incrementarse durante los meses más calurosos del año, siendo el departamento de Santa Cruz el que más consume.
Según los datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Electricidad (AE), el índice de consumo de energía eléctrica en 2018 se incrementó en un 2,2% a nivel nacional.
A estas cifras, vale contextualizar que la oferta del energético fue de 2.235 MW, la demanda diaria de 1.511 MW y la reserva fue de 724 MW.
Cochabamba se convierte en el tercer departamento en consumo de energía, empero la oferta de energía disponible que puede brindar al SIN es de 920 MW, compitiendo con Santa Cruz (donde se inauguró el proyecto Ciclo Combinado de Warnes) y a punto de consolidarse en el primer puesto.
Tomando como parámetro que la demanda nacional asciende a los 1.511 MW de potencia, Cochabamba tiene una capacidad instalada que sola podría cubrir el 60% del consumo diario del país; sin embargo, su espalda energética será mucho más amplia cuando se concluyan y se pongan en servicio los proyectos que ya están en ejecución.
Hacia el primer lugar
Producto de las políticas nacionales en materia energética, se prevé que entre finales de 2020 y mediados de 2021 Cochabamba aumente en 816,88 MW adicionales la generación de energía, logrando incrementar su parque generador a un total de 1.737,15 MW, con lo que –hipotéticamente- podría atender y cubrir por sí sola, toda la demanda nacional de energía eléctrica.
Los proyectos que permitirán el incremento de esa capacidad de inyección energética desde Cochabamba son: Ciclo Combinados de Entre Ríos (380 MW), Eólico Qollpana Fase III (12 MW), Ciclo Combinado Carrasco (52 MW), la Hidroeléctrica Banda Azul (93 MW) y la Hidroeléctrica Ivirizu (279,88 MW).
Cambio de matriz energética
A más de 53 años de atender las necesidades productivas de Bolivia, Cochabamba ha incorporado varias plantas termoeléctricas. Sin embargo, paulatinamente, el actual gobierno, a partir de la nacionalización de las empresas estatales, ha hecho un gran esfuerzo económico en el sector para construir proyectos hidroeléctricos.
La mayoría de ellos están instalados en el Departamento de Cochabamba, con lo cual, también ha contribuido a la generación de energía limpia a partir de recursos renovables como el agua.
Producto de un análisis técnico realizado por ENDE el año 2015, se tiene como dato referencial que la preponderancia de la generación de energía eléctrica en el país se origina a partir del aporte de las plantas termoeléctricas (consumo de energía fósil: gas natural) alcanzando ésta el 69%. Por otro lado, un 25% de esa generación proviene de las plantas hidroeléctricas y el 6% de fuentes alternativas, entre ellas, los denominados ciclos combinados.
Las metas planificadas para cambiar la matriz energética en Bolivia están orientadas a dar mayor protagonismo a las fuentes hidroeléctricas y alternativas (agua, energía solar, geotérmica, eólicos).
Bajo esa premisa, para el año 2020, ENDE tiene como meta reducir la generación termoeléctrica a un 27%, incrementar los ciclos combinados al 34%; las hidroeléctricas, al 30% y las alternativas, al 8%.
Buena parte de las metas señalas anteriormente se están cumpliendo de manera gradual y es Cochabamba la región que no ha dejado a poner su cuota parte a través de sus plantas hidroeléctricas: Corani, Santa Isabel, Misicuni, San José I y II, las nuevas a incorporarse con Ivirizu y Banda Azul y en poco tiempo más la eólica de Qollpana Fase III.
Más generación
Posicionar a Bolivia como el “Centro Energético de Sudamérica” es la premisa del Gobierno nacional y bajo esa visión pretende incrementar su capacidad de generación en poco más de 3.000 mil megavatios (MW) hasta 2020, objetivo que está cerca de coronar con el importante aporte de Cochabamba como la mayor región productora de energía eléctrica.
Algunos de los proyectos que están orientados a incrementar la cantidad de reserva eléctrica corresponden a los Ciclos Combinados que viene ejecutando la Corporación ENDE, a través de la subsidiaria ENDE Andina SAM, desde sus plantas termoeléctricas en Warnes, Entre Ríos y Termosur.
Sólo con la instalación de los Ciclos Combinados, la potencia de estos parques generadores se incrementará en poco más de 1.000 MW hasta el año 2020, lo que significa que la capacidad generadora del país ascenderá a más de 3.300 MW y la reserva será superior a los 1.500 MW.
Las plantas termoeléctricas en operación de la subsidiaria ENDE Andina SAM están ubicadas en Tarija (Yacuiba), Santa Cruz (Warnes), pero también en Cochabamba (Entre Ríos). La inversión de $us 1.300 millones realizada por el Estado a través de créditos otorgados por el Banco Central de Bolivia (BCB), garantiza la ejecución de estos proyectos.
Como puede comprobarse una vez más, el rol de Cochabamba en el sector eléctrico ha sido y es preponderante, permitió dar seguridad energética al SIN y se constituye además en un importante respaldo al parque generador boliviano, garantizando con ello la soberanía energética nacional cuando ENDE comience a concretar el sueño de exportar energía eléctrica a los países vecinos, previsiblemente a fines de este año, con un primer contingente de 80 MW a Argentina.