Costumbres y tradiciones japonesas de fin de año
A medida que el intercambio cultural se va profundizando entre los países del mundo, muchas de las tradiciones de occidente se han ido amoldando en los diferentes rincones del planeta. Las celebraciones de fin de año, particularmente la Navidad y el Año Nuevo, toman relevancia en la cultura japonesa pero con sus propias características, convirtiéndose no solo en eventos frecuentes desde los años 60, sino también en un gran éxito comercial. Las fiestas de fin de año y su difusión por el mundo no es una ninguna novedad, esto se intensifica aún más con el comercio porque en el fin del ciclo anual hay mayor demanda de la oferta de productos.
El ambiente decorativo de fin de año está cargado de encanto y atractivo debido al masivo esfuerzo de colmar la ciudad de iluminación, existe gran afinidad por enviar tarjetas y comprar regalos de Navidad que, aunque no tienen connotaciones religiosas, reflejan el cariño entre las personas. Hay un afán por decorar las calles, casas, jardines con árboles, regalos y luces. También se aprecia un gran movimiento de personas tratando de conseguir el regalo perfecto y organizando reuniones entre colegas de trabajo, amigos y familiares.
ROMÁNTICA NAVIDAD
La Navidad japonesa no se considera una fiesta cristiana, tampoco un día festivo, pero existen muchas particularidades que hacen de ella una de las fechas más esperadas en el país del sol naciente. Los japoneses de religión sintoísta o budista, pasan la Navidad compartiendo a su propio estilo.
Es una fecha romántica y a diferencia de nuestro país, en el que se trata de un día más bien familiar, en Japón es la oportunidad perfecta para pasarla en pareja o con amigos. Es una celebración al estilo del “día de San Valentín”, en donde abundan las reservas en los restaurantes para cenas románticas, las tiendas se llenan de regalos para parejas y las calles, estéticamente iluminadas y adornadas, dan la bienvenida a los enamorados.
Curiosamente, y gracias a una acertada estrategia de marketing, para las familias japonesas, la cadena Kentucky Fried Chicken (KFC por sus siglas en inglés) resulta ser la opción número uno para la cena navideña. Aproximadamente 3,5 millones de familias disfrutan de este tradicional pollo al estilo americano, que se ha convertido en un fenómeno nacional.
Después de la cena, es tradición servirse una deliciosa torta de frutilla cubierta de crema batida y decorada elegantemente con fresas. Este pastel es un dulce popular navideño, no sólo debido a su preparación con la fruta de temporada sino también por su simbología; evidencia prosperidad y crecimiento económico y su historia se entrelaza con el resurgimiento de Japón después de la Segunda Guerra Mundial.
AÑO NUEVO FAMILIAR
A diferencia de la Navidad, el Año Nuevo si es una de las fechas más importantes en el calendario japonés, pues se constituye en la oportunidad perfecta para la reunión familiar. El inicio del nuevo ciclo tiene mucho significado para los japoneses por eso es importante y es esperado.
Las decoraciones de Año Nuevo o “oshogatsu-kazari” comúnmente consisten en kadomatsu (tres trozos de bambú y algunas hojas de pino), kagamimochi (dos niveles de mochi o pasteles de arroz con una mandarina encima) y shimekazari (una corona de Año Nuevo). En Año Nuevo los adornos se hacen con elementos propios del medio japonés como el bambú, pino y arroz que refleja la prosperidad.
Cada 31 de diciembre, cerca de la media noche, los templos repican las campanas anunciando la pronta llegada del Año Nuevo. Tradicionalmente, las familias se encuentran reunidas compartiendo la cena de fin de año o el “O-sechi ryori” que se trata de una especie de cajas de comida, llamada “jubako”, en donde cada bocado está destinado a invitar a la suerte, la prosperidad y la buena salud para el siguiente año. Como en el mundo occidental, los actos de Año Nuevo tienen que ver con los buenos deseos que se auguran entre familiares y amigos.
Cada caja tiene cerca de 21 porciones de comida pequeñas en su interior; camarones, sardinas, variedad de verduras, frijoles rojos, sopa de mochi, raíz de loto, tortillas y una variedad de pescados y preparados tradicionales de la culinaria japonesa que quedan muy bien combinados con el popular “sake” de arroz.
La dinámica se torna encantadora cuando después de cenar las familias se dirigen, para recibir las 12:00, a los templos más cercanos de sus viviendas. Largas filas para ingresar y dejar todos los adornos y amuletos de buena suerte del año que se termina en una especie de “espacio recolector” ya que más adelante serán incinerados por el propio templo y se dirigen a adquirir nuevos objetos para el año entrante, transitando el umbral a un nuevo año lleno de buenos propósitos y mejores deseos.
No hay duda que pese a la particularidad de cada cultura, el ser humano tiene la necesidad de rodearse de amor familiar. Las celebraciones de fin de año son una ocasión perfecta para este tipo de encuentros, para los deseos de prosperidad y amor. Por eso más allá de una celebración anual, las fiestas de fin de año son momentos adecuados para la cohesión social y la demostración de afecto no solo entre los japoneses, sino