EBA dejó la incubadora de empresas hace tres años y desde entonces vuela cada vez más alto
El 13 de junio de 2018, el Decreto Supremo Nº 3592 permitió la fusión de las empresas públicas productivas EBA, Lacteosbol y Promiel, lo cual dio lugar a la creación de la estatal Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA) con la premisa de aportar, en primera instancia, a la seguridad alimentaria con soberanía y satisfacer las necesidades del mercado interno, para luego dar paso a la exportación de productos.
De acuerdo con su gerente Ejecutivo, Javier D. Freire Bustos, la historia de la ahora Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados comienza el 2010 en la incubadora de empresas Sedem (Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas).
“Dentro del (actual) modelo económico, las empresas públicas deben ser incubadas, lo que significa que deben pasar por diferentes fases hasta lograr ser sostenibles. O sea, pasan por la incubadora, que es el Sedem, ahí van generando capacidades técnicas, administrativas, financieras y legales; posteriormente, se elaboran informes de factibilidad y viabilidad económica que garanticen que estas empresas ya han cumplido con todo su ciclo y pueden sostenerse económicamente por sí solas”, explica.
Lácteos de Bolivia (Lacteosbol) y la Empresa Boliviana de Almendra y Derivados, junto a otras cuatro, fueron las primeras en ser creadas en septiembre de 2010, fecha en la que inicia sus operaciones el Sedem. Tres años después se conforma la Empresa Apícola Promiel.
En 2018, Lacteosbol, EBA y Promiel logran informes favorables en el tema de factibilidad y viabilidad económica, requisito indispensable para dejar la incubadora y comenzar a caminar solas. Es así que el Gobierno nacional, en julio de 2018, opta por la fusión de estas tres factorías y conforma la Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA) con una capacidad productiva grande y robusta.
Generación de utilidades
Antes de fusionarse, la Empresa Boliviana de Almendra y Derivados, Lacteosbol y Promiel ya generaban utilidades, lo cual le permitió a la nueva EBA, a finales de 2018, cerrar la gestión fiscal con 10 millones de bolivianos de ingresos. Al año siguiente esas utilizades subieron a 12 millones de bolivianos; pero en 2020 la situación fue catastrófica, ese año EBA cerró con 40 millones de bolivianos de pérdida.
Para Freire Busto son dos los factores que condujeron a esa realidad económica adversa: la primera, la pandemia de covid-19; y la segunda, la mala administración de EBA. Afirma que ese año, 16 plantas industrializadoras de la empresa quedaron casi paralizadas, sin materia prima para procesar ni productos para comercializar en el mercado.
Una vez que se retomó la administración de EBA con el cambio de Gobierno, según indica, lo primero que se hizo fue reactivar todas las plantas y cumplir con las obligaciones pendientes para revertir la difícil situación económica de la empresa.
“Logramos revertir la situación económica de EBA y pasamos de los 40 millones de bolivianos en pérdidas a general Bs 2.3 millones de utilidades netas en 2021 y 26 millones de bolivianos de utilidades operativas. Además, se ha continuado aportando, al igual que los años pasados, a programas sociales, como es el caso del Bono Juancito Pinto, al cual se apoyó (la gestión pasada) con 1.5 millones de bolivianos”, asegura el entrevistado.
Este año, 2022, la empresa de alimentos proyecta supurar los 350 millones de bolivianos en venta de bienes que desarrolla en sus 19 plantas industrializadoras.
Mercados
Actualmente, EBA es proveedor de alimentos para el subsidio prenatal y lactancia y el subsidio universal, tanto en las líneas de productos lácteos, frutícola (néctares y frutos reutilizados) y apícola (miel y propolio), además de almendras y los derivados, como es el caso de galletas, barras energéticas, cereales, frutos secos y granolas. El segundo mercado, que también responde a un proyecto social, es la alimentación complementaria escolar (desayuno escolar), para el cual EBA provee productos a 18 municipios: El Alto, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Potosí, Warnes, Montero, Santa Rosa del Sara, Sipe Sipe, Vinto y otros.
Un tercer mercado son las exportaciones. Desde hace algunos años EBA exporta la almendra, conocida también como ‘nuez amazónica, tanto de tipo convencional como orgánica. Es más, desde el 2013, cuenta con una oficina comercial en Hamburgo (Alemania), la ciudad europea que más consume la nuez amazónica. Pero también exporta a Estados Unidos, Canadá, China, Corea del Sur y a países de Sudamérica. “Este año tenemos un reto mayor, que es lograr la exportación de otros productos, como es el caso de los frutos reutilizados y la quinua en sus diferente variedades”, anticipa el gerente Ejecutivo de la EBA.
El más complicado
El cuarto mercado es el abierto, sería el más complicado debido a la competencia de las empresas del mismo rubro existentes en el país. “La competencia es de mucha lealtad, debido a que con muchas empresas participamos de ciertos mercados, nos asociamos para el tema de la alimentación complementaria escolar, porque algunas veces nos piden productos y no tenemos la totalidad y por ese motivo debemos asociarnos con otras industrias para poder cumplir el pliego de requisitos de los municipios”, complementa.
En el mercado abierto, como tal, las ventas de EBA son mayores en las ciudades de La Paz, El Alto y Santa Cruz. En el caso del subsidio prenatal y lactancia, la empresa de alimentos provee productos para más de 40 mil familias y para más de 35.000 del subsidio universal. A eso se suma los productos para el desayuno escolar que son entregados a 18 municipios.
Los productos de EBA, en las ciudades del eje, son comercializados en algunos supermercados; en Santa Cruz: Hipermaxi y Fidalga; en La Paz: Hipermaxi y Ketal; y en Cochabamba: Hipermaxi. En el resto del país, los Superemapa se encargan de las ventas y lo mismo hacen algunas instituciones del Estado, a través de la plataforma Billetera Móvil, en el marco de la política gubernamental “consume lo nuestro y apoya a la producción nacional”.
Calidad y costo
Freire Busto sostiene que EBA tiene por política ofrecer productos de alta calidad y con un precio muy accesible, cita como ejemplo la leche entera, que un algún momento, llegó a ser comercializada a 12,50 bolivianos el paquete de tres litros a fin de contribuir y fomentar el consumo de este producto a nivel nacional. Bolivia es uno de los países con un consumo per cápita anual de 64,5 litros por habitante, lejos de lo recomendado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), 150 litros de leche.
La misma lógica se aplica para los néctares, la castaña y los productos provenientes de la apicultura, que son de muy buena calidad y a un menor precio de lo que ofertan otras empresas, asegura el principal ejecutivo de EBA.
Apoyo al productor
La Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados tiene la política de retribuir el esfuerzo del productor primario con un precio justo. Por ejemplo, a pesar de la existencia de una banda de precios que establece pagar 3,25 bolivianos por litro de leche cruda, EBA paga 3,50 bolivianos.
“Tenemos cinco platas destinadas a los lácteos a nivel nacional. La planta de Achacachi (La Paz) compra 18 mil litros por día a más de mil productores que conforman la Asociación de Leche en la provincia Omasuyos, a quienes les pagamos 3,50 bolivianos sin considerar el precio del transporte y acopio como tal. Nuestras otras plantas están en Challapata (Oruro), Ivirgarzama (Cochabamba), que tiene una capacidad de procesar hasta 30 litros día y trabajamos con tres asociaciones; luego está la planta de Beni y por último la de San Lorenzo (Tarija)”, detalla nuestro entrevistado.
En cuando a los apicultores, según Freire Bustos, el 2021, por el tema de la pandemia, se hizo un mayor esfuerzo debido a que la población necesitaba miel y propolio, que es un antiviral natural y energético, por esa razón se suscribió convenios a nivel nacional, tanto con productores del chaco tarijeño y chuquisaqueño; como también con los apicultores de los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz.
En la actualidad, al margen de la miel, EBA compra propolio, polen, núcleos de abeja y cera. Por año se compra alrededor de 800 toneladas de miel que van a seis plantas, tres de ellas son centros de innovación productiva apícola donde EBA participa desde la cadena primaria, asistencia técnica, capacitación, mejoramiento genético, sanidad apícola y crianza de reinas.
Este mes se lanzó el primer curso de capacitación en carpintería apícola, con el objetivo de fomentar la producción de miel y productos de colmena a nivel nacional. Actualmente EBA trabaja con 3.200 apicultores a nivel nacional.
Plantas y productos
EBA cuenta con 19 planta en operación, cinco de lácteos que están en Achacachi (La Paz), Challapata (Oruro), San Lorenzo (Tarija), Ivirgarzama (Cochabamba) y San Andrés (Beni); otras tres son de néctares y están en Caranavi (La Paz), Villa Catorce y Valle Sacta (Cochabamba); dos liofilizadoras (deshidratadoras) en Palos Blancos (La Paz) y Villa 14 de Septiembre (Cochabamba).
En la lista de plantas productivas están las seis de miel, de las cuales tres son de innovación productiva apícola y están ubicadas en Irupana (La Paz), Samuzabety (Cochabamba) y Monteagudo (Chuquisaca); a ellas se suman las tres procesadoras de miel en Shinahota (Cochabamba), Camargo y El Villar (Chuquisaca); además, están la planta industrializadora de castaña en El Sena (Pando), la planta industrializadora de quinua en Soracachi (Oruro) y la planta de derivados en El Alto.
Cuenta con 60 productos, tres líneas de lácteos, entre ellas las de lecha fluida de larga vida, light, entera, fortificada, saborizada, chocolatada, con fruta de asaí y yodo, a ellas se suma la multidefensas que tiene DHA omega 3 que ayuda a los consumidores a enfrentar enfermedades.
En cuanto a la línea de fermentados, están los yogures y los kumis, que son productos exclusivos de EBA y tienen mayor cantidad de calcio, también hay leche natural con quinua y la saborizada con fruta; además de la variedad de quesos.
En cuanto a la línea apícola, está la variedad de mieles y otros derivados. Entre otros productos, está la castaña por sí sola, las galletas de almendras con trigo y avena, granos nutritivos, barras energéticas, cereales, chocolates con frutos secos, chocolate y cacao en polvo, turrones, el beso de pando, alfajores de almendras, productos elaborados con quinua, palitos de queso, los panetones de castaña y al estilo alemán que se hacen cada fin de año y otros productos. Pero también cuentan con productos nuevos con base a quinua y los néctares, que son los más puros del mercado y de variados sabores, los preferidos son de mandarina y copoazú.
Visión e inversión
Hasta fin de año se tiene proyectado incorporar nuevos productos a las distintas líneas. En cuanto a las plantas procesadoras, está previsto reinaugurar la industrializadora de estevia, que se encuentra en Shinahota (trópico de Cochabamba), esta planta va a producir estevia cristalizada en polvo y líquido. Asimismo, se ampliarán las plantas de lácteos de Achacachi y Challapata, a una capacidad de 20 mil litros día, cada una.
Se construirá una planta de derivados en Viacha (La Paz) y otra planta industrializadora de frutos del chaco en Monteagudo (Chuquisaca). Pero también se está proyectando la construcción de otra planta en La Paz. Las cuatro plantas deben empezar a construir este año y ser entregadas el 2023.
Son cuatro plantas proyectadas, en cada una se va invertir cerca de 45.4 millones de bolivianos. En el caso de las plantas de derivados, la inversión alcanzará los 26 millones de bolivianos. Mientras en la planta de Monteagudo se invertirá 56 millones de bolivianos. Estos recursos salen del Tesoro General del Estado (TGE), debido a que se trata de inversiones fuertes.