Pasar al contenido principal

EXPERTOS EVALUAN LA ECONOMÍA DE BOLVIA

Mientras el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas destaca el informe publicado por The Economist Intelligence Unit (EIU, por sus siglas en inglés) que concluye que Bolivia es el país mejor posicionado en América Latina para resistir los efectos mundiales del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, economistas difieren con esa valoración y coinciden en que la economía boliviana todavía es frágil.

El informe de EIU ubicó a Bolivia en primer lugar “en capacidad de resiliencia y adaptabilidad al problema o los efectos económicos de la guerra entre Rusia y Ucrania” con una puntuación de 2,14. Por debajo de esta calificación asoman Ecuador y Paraguay con 2,29; Chile, con 2,43; y Perú, con 2,57.

En su evaluación, la revista tomó en cuenta el índice de inflación que registran los países de América Latina, la deuda pública, los pagos de intereses del sector público como porcentaje de los ingresos totales, el saldo de cuenta corriente, la estabilidad política, económica y social, entre otros indicadores.

“Gracias a las medidas aplicadas, Bolivia tiene estabilidad económica, equilibrio de precios y bajos niveles de inflación. Estos son los resultados que destacan los organismos internacionales”, expresó el ministro de Economía y Finanzas, Marcelo Montenegro.

Bolivia sin un plan B

En la otra vereda. A decir del doctor y analista económico, Antonio Saravia, la economía del país no está preparada para resistir nada. Alude que está en un punto ‘tremendamente’ frágil.

“Las Reservas Internacionales Netas (RIN) están tocando fondo en $us 4.500 millones, de los cuales solo $us 1.400 millones son efectivo. Las RIN llegaron a más de $us 15.000 millones en 2014. A tan bajo nivel han llegado que el Gobierno ha decidido repatriar los dólares que tengan las empresas estatales afuera, está explorando vender el oro que tiene el Banco Central de Bolivia (BCB) y ha dispuesto la compra de oro producido en territorio nacional a cambio de emisión monetaria”, anotó Saravia.

Hizo notar que con el fin de la era del gas cayeron las rentas petroleras poniendo en jaque el cumplimiento de las obligaciones del Gobierno. Citó que el IDH; por ejemplo, cayó un 60% de 2014 a 2022. A la fecha está en alrededor de $us 800 millones cuando en 2014 llegó a $us 2.300 millones.

Como si fuera poco, según Saravia, el país está tremendamente endeudado. “La deuda total (externa e interna) supera los $us 27.000 millones. Es decir, llega alrededor de 70% del PIB. Solo para tener una idea, el IDH de hoy alcanza apenas para pagar el servicio de la deuda externa de cada año”, refirió.

Insinuó que el Gobierno se vanagloria de la baja inflación del 0,83%, pero no dice que se logra esencialmente por el tipo de cambio fijo y por los subsidios a los hidrocarburos (que debido a la guerra son cada vez más grandes), la harina y otros productos.

En otras palabras, Saravia deduce que lo que el Gobierno hace es cambiar inflación por déficits fiscales y deuda. “Mantener precios bajos hoy nos obligará a subir impuestos o imprimir dinero en el futuro. Lo peor de todo es que no hay plan B.

No existe ninguna intención de retroceder y ajustarse los cinturones”, puntualizó, al inferir que el Gobierno pone en riesgo la estabilidad macroeconómica (incrementos de deuda y pérdida de RIN que podrían desembocar en una devaluación).

Desde la mirada de Saravia, los gobiernos no deben controlar precios, prohibir exportaciones o tratar de guiar el mercado para ‘protegernos’. “No es saludable vivir dentro de burbujas. Necesitamos más libertad económica y menos estatismo”, aseguró.

Inflación vs subvención

La explicación en la baja inflación en Bolivia (a diferencia del contexto global), acorde con el economista Róger Banegas, se explica por la subvención de la gasolina y diésel, que no están a precios de mercado y de estarlo, probablemente, -dice- se tendría una inflación entre 8 y 10%, tal cual sucede en países vecinos (Brasil y Chile). Otra justificación es el tipo de cambio anclado.

En cuanto al superávit en cuenta corriente 2021, Banegas afirmó que fue fruto de la reapertura económica. “Es importante señalar el margen de maniobra latente dada la baja proporción de pago de intereses financieros con relación a los ingresos; sin embargo, la alta dependencia de recursos naturales (materias primas o concentración de exportaciones de las mismas) no se constituye necesariamente en un éxito o logro, por el contrario, representa riesgos.

Sin embargo, en la lectura de EIU, los países con mayor dependencia de recursos naturales tendrían mejores oportunidades de crecimiento por el aumento en los precios internacionales en el corto plazo”, anotó.

Por el lado de la deuda pública, así como el riesgo regulatorio y legal, Banegas alertó que están próximos de obtener la puntuación más deteriorada para el caso de Bolivia.

Aprovechar contexto favorable

Al contrastar los resultados del informe de EIU, con un análisis a mayor detalle, en criterio del economista Wálter Morales, evidentemente la economía no podría decirse que no es la más vulnerable, pero sí existen desafíos estructurales, que de no resolverse ponen al país en situación complicada.

Morales  séñala: se tiene una baja inflación, probablemente contenida por candados no tan sólidos. “La estabilidad económica y social tiene aún su base y a la vez riesgo, basados en gran medida en un tipo de cambio fijo, que requiere divisas para sostenerse en el tiempo. Es posible que también el contrabando esté incidiendo en los niveles de precios, pero a costa de la producción nacional”, manifestó.

Morales anotó que el déficit fiscal y el endeudamiento pudiera mostrar cierto espacio fiscal, pero no profundiza en el tamaño y exigencias del Estado. “Se requiere un ajuste y reestructuración del aparato gubernamental, dado que puede no ser sostenible, a no ser que se esté pensando en incrementos impositivos”, contextualizó.

Un aspecto importante que puntualiza el informe, según Morales, es que este favorable contexto para la región debe ser aprovechado para promover la inversión en capital humano y reformas que mejoren la productividad y aporten al desarrollo. “Se puede aprovechar el contexto con un sector no tradicional más potente, apoyado por biotecnología y mejores condiciones para los privados”, anotó.

Modelo económico fuerte

Lorgio Ardaya, expresidente del Colegio de Economista de Santa Cruz, cree que la aplicación del Modelo Económico Social, Comunitario y Productivo ha permitido que la economía boliviana no esté ‘fuertemente’ influenciada por recesiones o depresiones de los mercados internacionales como ocurre en los países vecinos.

Relievó que la aplicación de políticas públicas de fomento a la producción con ‘precios justos’, son acciones destinadas a contrarrestar los efectos negativos de la incertidumbre global producto de la guerra en Ucrania. Entre estas medidas de política pública, destacó la subvención del diésel y maíz y la siembra del este último grano por parte de La Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa).

A criterio de Ardaya, el Gobierno debe profundizar la industrialización y la sustitución de importaciones y materializar la construcción de una planta para transformar subproductos de soya (Santa Cruz), la planta procesadora de papa (Chuquisaca) y ampliación de la planta de lácteos en La Paz y Oruro.

En esa línea, el Gobierno insiste en el éxito de su modelo económico que prioriza la demanda interna, el consumo de los hogares, la inversión pública y la redistribución de los ingresos-, permite al país estar mejor preparados al aumento de precios, la falta de suministros y de fertilizantes.

El ministro Montenegro destacó que, a marzo de 2022, Bolivia generó un superávit comercial de $us 468 millones, un repunte del 33% con relación al mismo período de 2021, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Durante este período repuntaron las exportaciones de manufacturas y el sector agropecuario llegó a superar las ventas de los sectores tradicionales (hidrocarburos y minerales).

 

También relievó que Bolivia, en 2021, registró la tasa de inflación más baja de la región con 0,9%. En el primer cuatrimestre de 2022 se mantiene una inflación baja con 0,4%, mientras que los países vecinos reportan índices de inflación elevadas y, en algunos casos por encima de los dos dígitos”, puntualizó Montenegro.

 

En Portada