Construcción enfrenta desaceleración
Este dinámico sector se enfrenta por primera vez en los últimos años a una situación de permanente descenso. Sus representantes piden medidas urgentes frenar la caída.
Texto: Monica Briançon Messinger
Fotos: Archivo
«El sector de la construcción está sumamente preocupado porque no se está pagando ni transfiriendo recursos a las entidades ejecutoras del Gobierno, por tanto, las empresas están entrando en un estado de iliquidez, lo que traería como secuela la paralización de sus actividades, no porque quieran, sino porque le faltan recursos», expresa muy preocupado el presidente de la Cámara Departamental de la Construcción de Cochabamba (Cadeco), Antonio Siles.
Una posición idéntica ha sido expresada por la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) en una carta abierta dirigida a la presidente, Jeanine Añez, en la que le indican que existe un sistemático incumplimiento de entidades públicas nacionales y subnacionales en el pago de facturas y certificación de planillas de avance de obras ya ejecutadas por sus empresas constructoras en todo el país.
En ese documento la entidad gremial pide la urgente atención a este reclamo para que se puedan transparentar las deudas y cuentas públicas.
Informa que el sector da sostenibilidad al 10% de la población trabajadora, por cuanto es una de las principales herramientas generadoras de empleos directos e indirectos en Bolivia.
Cifras
Los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan un descenso en los permisos de construcción emitidos en cada ciudad capital, evidenciándose una caída producida con mayor intensidad desde 2016 a 2019.
En ese período, en toda Bolivia, los permisos de construcción en metros cuadrados emitidos van de 2.363.636 m2 a 1.885.907 m2 en el último año. Hay que tomar en cuenta que la información tiene carácter preliminar desde 2014; hasta la fecha el INE no ha emitido más que datos preliminares o parciales.
Dentro del mismo período, Cochabamba también ha presentado un descenso cercano al 50% al haber pasado de 773.380 m2 a 448.739 m2 en 2019.
El Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED) de la Cadecocruz, con base en un análisis de los principales indicadores del sector, proyecta que este año la construcción cerrará con una tasa de crecimiento de 2%, que es muy baja, lo cual resume la realidad del sector.
Este mismo centro advierte que el sector constructor del país enfrenta un proceso de desaceleración que comenzó en 2017 y que se viene acentuando. Los datos oficiales disponibles del INE señalan que creció 2,82% hasta junio de 2019, la tasa más baja registrada desde el año 2006, siendo menor al promedio nacional de la economía (PIB) que fue del 3,38%.
La actividad económica de la construcción, especialmente de las obras camineras y de puentes, no así de la construcción privada de edificios y condominios, se caracteriza por tener proyectos de larga maduración y ejecución.
El descenso comenzó a mostrar señales de desaceleración en 2016 y se agravó significativamente a partir del tercer trimestre de 2018, cuando creció menos que la de la economía nacional por primera vez en esta década.
La tasa de crecimiento del sector ha pasado de un dato anualizado del 10,6% el segundo trimestre de 2014 a un escaso 2,82% el segundo trimestre de 2019, esto significa que se ha reducido un 73,55% durante ese período.
Consumo de cemento
El cemento es un componente fundamental para la construcción, por lo que su comportamiento en consumo refleja la situación del sector. Santa Cruz es el mayor consumidor de cemento del país debido a que recibió gran parte de las inversiones realizadas en construcción y ampliación de plantas cementeras.
Este departamento ha pasado de consumir 905.219 toneladas métricas de cemento en 2013 a 1.065.387 toneladas métricas en 2018, aunque está por detrás de las 1.168.049 toneladas métricas de 2016, que es el récord de consumo del departamento.
Esta evolución confirma la desaceleración económica que se está produciendo, lo que ha hecho que los años 2017 y 2018 el consumo de cemento tenga tasas negativas de crecimiento de -7,03% y -1,89%, respectivamente. Si bien Santa Cruz sigue siendo el departamento que mayor cantidad de cemento consume, su participación en el consumo nacional se redujo a menos del 30% en 2018.
Sector inmobiliario
Germán Molina Díaz, economista y miembro de número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, manifestó en su momento que el sector de la construcción civil, es decir, la que se dedica a edificar condominios y edificios para vivienda y oficinas, se desarrollará, éste y el siguiente año, en un ambiente de elevada incertidumbre y riesgo.
Indica que los proyectos de largo plazo serán evaluados cuidadosamente, para definir su aprobación y posible período de ejecución y los de corto plazo asumirán medidas de ajuste de sus costos y continuarían sus actividades con la finalidad de lograr la venta de los inmuebles en el menor tiempo posible.
«La oferta de inmuebles en el país paulatinamente se contraerá disminuyendo la cantidad ofrecida, que se explica por la salida de empresas constructoras debido a la disminución de sus beneficios esperados y la nueva disposición tributaria de Impuestos Nacionales sobre el sector», especifica.
Sombríamente es de la idea que «la demanda de inmuebles disminuirá afectando a los precios hacia la baja, porque los potenciales demandantes de vivienda en la actualidad son los que tienen un rango de edad de 30 a 40 años, que tiene alta movilidad laboral, pero no cumplen los requisitos básicos para acceder a un crédito bancario; los comerciantes y personas de la tercera edad abandonarán el interés sobre los bienes inmuebles como un activo real de inversión por otro activo más líquido como medio para precautelar su riqueza».
Este académico asevera que las perspectivas económicas de 2019, 2020 y los siguientes años para Bolivia son de un contexto externo diferente al período de bonanza económica 2003-2013, porque el panorama económico de mediano y largo plazo muestran signos de elevada vulnerabilidad en la sostenibilidad del crecimiento económico, creación de empleo, generación de divisas, ingresos fiscales, empleo y expectativas inflacionarias, que afectarán paulatinamente a todos los sectores de la economía, porque la administración del anterior gobierno se basó en una concepción de la sociedad y la economía que pretendió mostrar a las acciones estatales como fruto de decisiones colectivas pactadas libremente, sin respetar la libertad individual de las personas e incurriendo en costos elevados de pérdida de la productividad y competitividad económica del país.
Construcción cara
El INE, en su publicación Estadísticas de la Actividad de la Construcción (2009-2018), muestra que El Alto es la ciudad más cara para construir. Los edificios residenciales urbanos son los que tienen un índice de costo de construcción más alto; en segundo lugar, están los edificios no residenciales, y en tercero, otras infraestructuras.
Hace dos años (2018) La Paz se consolidó en el país como el segundo lugar más costoso para construir, aunque en 2017 ocupaba el tercer lugar y le antecedía a Santa Cruz.
El estudio presenta un listado de los insumos que se importan para la construcción cuyo precio internacional también marca la tendencia de costos.
Esta oscilación, de acuerdo con el descenso o incremento del costo de los materiales de construcción, hace que la construcción en cada departamento varíe. Además, hay que añadir a los materiales la remuneración a la mano de obra, que ha tendido a encarecerse en los últimos años.
Cochabamba fue la tercera ciudad más costosa en cuanto a construcción, uno de los indicadores es el precio por metro cuadrado construido que llegó, según indagaciones de LIBRE EMPRESA, hasta el pasado año a $us 1.300.
Mega proyectos
Para este año el Proyecto de Ley del Presupuesto General del Estado (PGE) incluye 20 megaproyectos de construcción que representan el 26% del total destinado a inversión pública, que en 2020 alcanzará a $us 5.560 millones.
Uno de ellos es la construcción del tramo central de El Sillar, carretera Cochabamba–Santa Cruz, estimado en Bs 1.041 millones, que será ejecutado por la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC).
La ABC también estará a cargo de la rehabilitación de la carretera Santa Cruz–Trinidad, la construcción de los caminos Rurrenabaque–Riberalta, El Espino–Charagua–Boyuibe, y San José de Chiquitos–San Ignacio de Velasco, entre otros.
El segundo proyecto más importante es la implementación de una planta siderúrgica básica para la Empresa Siderúrgica Mutún, en Puerto Suárez, Santa Cruz, para la cual se destinará Bs 1.006 millones. La construcción de este proyecto forma parte de una obra global que costará $us 500 millones.
Otros proyectos importantes son la continuación de las obras del Tren Metropolitano de Cochabamba, a cargo del Ministerio de Obras Públicas (Bs 735,7 millones de bolivianos) y el impulso al proyecto de industrialización de la salmuera del Salar de Uyuni a cargo de Yacimientos de Litio Bolivianos (Bs 689,8 millones).
Por su parte, ENDE Corporación tiene a su cargo la ejecución de los proyectos de construcción de la hidroeléctrica Ivirizú (Bs 941,9 millones) y Miguillas (Bs 239,4 millones), además del desarrollo y construcción de los proyectos de Ciclos Combinados en las termoeléctricas de Entre Ríos y Warnes, junto con la construcción de la planta de generación solar en Oruro.
Sobre este tema de estrategia de inversión pública en infraestructura, el economista José Gabriel Espinoza Yañez reflexiona que es cierto que se ha construido una gran cantidad de carreteras, pero esto no ha dinamizado al sector productivo no tradicional ¿por qué? Pues no hubo estrategia productiva.
Opina que «los caminos no han vinculado los centros de producción con los mercados, de hecho, si miramos cómo está la estructura productiva en Bolivia, nos encontramos una serie de pequeños mercados, desconectados entre sí, por lo tanto, incapaces de lograr economías de escala y crecimiento sostenible. La consecuencia de la ausencia de estrategia en la inversión pública se grafica con un ejemplo claro: hoy es más barato transportar papá del Perú a los mercados de Sucre que papa de zonas tradicionales de producción en Chuquisaca y Potosí».
Añade, es por eso que el aparato productivo tiene ociosa, en algunos casos, más del 50% de su capacidad instalada, por lo que «para lograr un crecimiento sostenible hay que solucionar la falta de integración no solo con los mercados externos, sino también al interior del país, sin las trabas normativas ni la sobrerregulación que solo buscaba recaudar para que el Gobierno central siga gastando».
Con las reflexiones y los datos aportados, se observa que por primera vez en más o menos una década, la construcción crece menos que la economía nacional en su conjunto.
De no tomarse medidas urgentes, sostiene la Cadecocruz, esta situación se irá agravando causando dificultades a las empresas, lo que es complicado en un sector que es fundamental en la creación de empleos. Por eso pide la promulgación de normas que habiliten la Planilla de Avance de Obras como título de valor para que sea descontada en las instituciones del sistema financiero nacional; la abrogación de la Resolución Normativa de Directorio (RND) N° 101800000036 de 21 de diciembre de 2018, que incluye exigencias difíciles de cumplir por las empresas constructoras y la promulgación de una Ley de Contrataciones Públicas, que sustituya el Decreto Supremo N° 181.